Este proyecto lo desarrollé en el 2005. El cliente deseaba acondicionar una vivienda de nueva construcción para usarla como segunda residencia.
El proyecto incluía mobiliario, iluminación, baños y cocina. La presentación del proyecto también constaba de un diseño gráfico exclusivo, inspirado en los acabados del mobiliario, que se puede ver en la portada que aparece en imagen. Cada barra de colores combinados son los acabados del mobiliario de una estancia de la vivienda, de forma que la portada se convierte en un resumen de todo el colorido que abarca el proyecto. Se han colocado en forma de código de barras formando el «ADN» del proyecto, siendo más anchas las barras de las estancias principales y más estrechas las de las estancias secundarias.
Principalmente se tuvo en cuenta la ubicación, los usos y los gustos personales muy definidos del cliente, relacionado con el mundo de la arquitectura. No se trató de un proyecto fácil precisamente por la dificultad que entraña tratar con un cliente de este tipo.
La distribución del piso era bastante sencilla. Disponía de un recibidor muy amplio desde el que se accedía al dormitorio principal con su cuarto de baño, el salón, la cocina y la zona de los dormitorios.
El salón era la estancia más grande y además iba a ser la zona de mayor uso, por lo que la distribución del mismo se estudió a conciencia. Se decidió dividirlo en tres zonas principales. La zona de estar, con unos sofás de Philippe Stark con fondo especial para permitir estar reclinados, se planeó con los sofás enfrentados entre sí para favorecer la conversación y dejando el televisor como elemento secundario. Como prolongación de la zona de estar se incluye un rincón de lectura con dos butacas Egg de Arne Jacobsen tapizadas en un tejido muy moderno en tonos verdes. Esta zona permite abstraerse en la lectura así como participar de la conversación de la zona de estar. Finalmente se complementa el salón con una zona de comedor que incluye la mesa Less de Jean Nouvel, una pieza increíblemente limpia de líneas y de textura metálica, colocada frente a uno de los ventanales principales de la vivienda para permitir el disfrute de las vistas mientras se está sentado en ella. La mesa se acompaña de las Plastic Chair de los Eames con patas en madera para contrastar con el material y las formas de la misma.
Cada zona se independiza de las demás por su correspondiente alfombra a juego, marcando así el espacio que se dedica a cada actividad del salón.
En estas imágenes podéis ver una vista de la zona de sofás y del rincón de lectura.
Me gustaría hacer hincapié en el tema de la iluminación, que se cuidó mucho en este proyecto. Como podréis apreciar en la zona de los sofás se incluyeron varias lámparas. Por un lado, apoyada en la repisa que sobresale de la parte trasera del sofá está la lámpara Archimoon, que es un complemento de este mismo sofá que ofrece la casa que lo distribuye. Al otro lado de la repisa, está la lámpara Kokoro de Ingo Maurer, que ofrece un contraste de color en toda la estancia y que representa el amor que siente el cliente por Bilbao, su ciudad natal, en la que por temas profesionales no puede residir.
Se completa la iluminación de la estancia con las lámparas Glo-Ball de Jasper Morrison. Este modelo de lámpara, con iluminación regulable y con distintas versiones de pie, sobremesa y suspensión, ofrece una calidez especial en la iluminación al tiempo que estéticamente da un aire onírico a toda la estancia. En el techo se colocaron unos apliques Bolster con lámparas QR antideslumbramiento, complemento perfecto para la iluminación y la imagen general del proyecto.
Otra de las estancias que tuvo un tratamiento especial fue la cocina. No se trataba de una cocina especial en tamaño o forma pero se le dio un aire «bilbaíno contemporáneo» seleccionando materiales metalizados, como homenaje al Museo Guggenheim de la ciudad, con el que el cliente estaba bastante vinculado.
La iluminación en la cocina también adquirió un protagonismo especial resaltando el metalizado de los muebles y la encimera. Los frentes del mobiliario eran de aluminio y la encimera y los electrodomésticos estaban acabados en acero.
Aparte de la zona de trabajo, con su placa de cocción, su plancha tepanyaki y la zona de aguas, en la pared de enfrente se colocó una zona de despensa con varias columnas extraíbles. Junto a ella, se propuso una pequeña barra con taburetes para apoyo del resto de la cocina, con uso como zona de desayuno o zona de «pintxos».
Además tendríamos otras estancias como el dormitorio principal, los dormitorios juveniles y los cuartos de baño pero creo que ya es suficiente con esto. Comentaré que los dormitorios juveniles se realizaron con muebles de USM, camas de Alias, alfombras de Nani Marquina y el mismo modelo de silla del comedor, para poder utilizarlas allí en caso de necesidad. Los baños se completaron con muebles de plástico de Antonio Citterio para Kartell y las lámparas Glo-Ball siguieron apareciendo en distintos rincones del proyecto.
En una segunda fase se sustituyeron todos los herrajes de la casa, que cuando se entregó eran latonados, por herrajes de acero y toda la grifería de los baños se cambió por grifería de Vola.
Creo que el resultado final fue muy bueno, sobre todo porque, a pesar de que todo el proyecto tiene un carácter muy especial, siempre predominó la funcionalidad y la adaptación a las necesidades y los usos que se le iban a dar a la vivienda.